jueves, 21 de enero de 2010

La fuga de F.

Me aburría en la oficina, por la tarde, así que decidí fugarme. Dudé. No tenía miedo a los jefes ni a los otros funcionarios ni al de Personal, tenía miedo a la señora de la limpieza, temía que al despedirme me dijera "Vaya, así que se va usted, ¿no?", con el tono que quiere decir "vosotros, los funcionarios, robáis nuestro dinero, robáis el tiempo de trabajo, robáis nuestros impuestos". Pero yo debía ser valiente: quizá ella no estuviera, quizá estuviera fumando en la terraza. Y -me dije- en todo caso nada de excusas, nada de "sí, es que tengo que ir al médico" o "sí, es que he quedado".

Me fugué y ahí estaba ella.

-Vaya, así que se va usted, ¿no?.

-Sí, adiós, hasta mañana.

-Si Dios quiere.

En la calle hacía templado. Fui con paso firme hacia la parada del autobús, pero me frené. Delante mío iba otro funcionario, ciego, con su perro, hacia mi parada. Yo odio a ese funcionario, no es culpa suya, no es culpa mía, le odio y ya está, y también a su perro, no quería coincidir con ellos en la parada, no quería que el perro me oliera el abrigo, no quería que el funcionario -con su Percepción Extra Sensorial- detectara mi presencia, me hablara, tuviera que ir con él y con el perro en el autobús, él contando anécdotas picantes de su ceguera.

No.

Aunque no me apetecía nada andar, me eché a andar hacia la parada anterior. Cogería ahí al autobús, me sentaría en los asientos del fondo, con los jóvenes delincuentes, a donde no llegan ni el olfato del perro ni la percepción del ciego.

Según me acercaba pasó el autobús, el autobús que yo perdía y que mi compañero y su perro iban a coger.

Atardecía.

4 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

He descubierto que hay un interesante trabajo en pensar por qué nos caen mal quienes nos caen mal. Y da sus frutos.

Fernando dijo...

Así es. Tiene que ver, muchas veces, con nuestros complejos, con nuestros miedos, con nuestras inseguridades, con nuestros fracasos.

Otras veces no, claro. Pero si uno se para a pensar por qué detesta a los otros descubre algo interesantes sobre si mismo.

(Ya empecé a leer el discurso de BXVI: es muy bueno!)

ALMA dijo...

Fer... me quedé con ganas de que sigas comentando tu fuga.

Por otro lado me hiciste recapacitar sobre mi vecina, que es una mujer mayor que yo, muy agradable, peeeero sumamente metida en lo que no le importa. Por ejemplo algún día que no voy a trabajar por cualquier razón y me encuentro con ella, no me dice: buenos días/buenas tardes... sino que me ataca: NO FUISTES A TRABAJAR HOY??? y siempre me muerdo para no decirle: " y a ud, que le importa??" en esos momentos la odio...después se me pasa hasta la próxima vez donde vuelve a desatar mi ira.

Besito Fer y espero que luego de ese episodio hallas podido disfrutar tu fuga (la rata diríamos en estos parajes)

Fernando dijo...

Alma querida, la fuga (la rata) no dio mucho más de si: vino otro autobús, me subí y me fui a casa, donde no recuerdo qué hice. Eso sí, como ahora en España cada vez anochece más tarde, tuvo el encanto de que aún no era de noche, cuando llegué a mi casa aún pude ver un poco de la puesta de sol.