sábado, 23 de enero de 2010

La dependienta y la ira

Hay una dependienta en mi súper que me gusta mucho. Es una emigrante sudamericana, india, altísima. Por cómo se mueve, por cómo maneja las cosas, yo veo claro que es una chica fina, que sabe combinar bien los pendientes y los anillos y los adornos, nada de mucho valor pero todo de buen gusto. No sé nada de su vida privada: con las compañeras sólo habla de problemas laborales.

Los días que estoy vulnerable evito pasar por su caja. Ella es una mujer de carácter, sin términos medios. Los días buenos es muy dulce, sonríe mucho, mete tus cosas con mucho cuidado en las bolsas, cuando le dices "gracias" ella responde "no, por nada", o alguna otra bonita frase sudamericana. Los días malos apenas habla, tira tus cosas para que las guardes tú y coge tu billete con desdén, como quien recupera algo robado. Por si tiene un mal día, en mis días flojos la evito.

Ayer, delante de ella, tuve una de mis ridículas salidas de ira infantil. Fui hacia su caja a pagar, no había nadie más que un chico solo, de unos 10 años, sin nada. Llegué, esperé a ver qué hacía, un dos tres cuatro cinco, él gritó "mamá, ven, que está vacía la caja", esperé más, un dos tres cuatro cinco, ella no venía, me harté, puse con violencia mi cesta en la cinta y empecé a sacar las cosas, dando un golpe con cada una, rozando sus brazos (él estaba recostado sobre la cinta). Se sorprendió, se retiró. Aún con mayor maldad, me eché hacia atrás, taponé el pasillo de la caja, así que no le dejaba reunirse con la madre, me hubiera movido si me lo hubiera pedido, pero no lo hizo. Miró con cara de pavo a su mamita querida, que le ordenó "sal por el pasillo de al lado", como así hizo.

La chica tenía el día bueno, menos mal, sonrió, etc, etc. No creo que su opinión sobre mí haya mejorado por mi ridículo arranque.

6 comentarios:

AleMamá dijo...

¿Sabes? has reaccionado a una actitud corriente de abuso en que, para peor, algunos se aprovechan de los niños.
Claro, cuando ya estás harto no eres la misma persona que llegó a la caja con su compra y tuviste tus 5 minutos de ira que luego al verlo en retrospectiva se tiende a verlo horrible, quizás más de lo que fue, pero ya estamos preparados para la próxima vez qno perder el control de la situación.

Saludos

Fernando dijo...

Alemamá, yo tenía la razón, pero me podía haber dirigido a él correctamente, con una sonrisa. Perdí los nervios, me pasa a veces, y al instante me avegüenzo de mis salidas.

A ver si Dios nos ayuda a mejorar un poco.

ALMA dijo...

Fer, quiero creer que de verdad te gusta la chica del mercado. guau!!!!
Por otro lado quien tiene la culpa la madre que está criando un chico maleducado o el chico que es un mal aprendido??

Besito Fer

Fernando dijo...

Sí, sí que me gusta, Alma. Y la culpa es de la madre, claro: si yo de niño hubiera hecho algo así, mi madre me habría echado una bronca y me habría obligado a pedir disculpas al señor loco.

Juan Ignacio dijo...

A mi también. A pedir disculpas al señor, ni hablar de llamarlo loco.

Muy humana la entrada, con las miserias de cada día. Pero de emociones mezcladas, también está lo de la dependienta.

Fernando dijo...

Así es, Juan Ignacio: todo en nuestros días está mezclado, lo bueno y lo no tan bueno.