miércoles, 25 de marzo de 2009

La servilleta

Lujos de vivir solo,
de ser tu propio amo de casa:

Cojo la servilleta sucia,
la meto en la lavadora,
observo cómo da vueltas,
la saco,
huelo su suave olor a detergente,
la cuelgo fuera,
la toco de vez en cuando para ver cómo se va secando,
la retiro,
huelo su olor a aire,
la plancho con mucho cuidado sin dejar ni una arruga,
huelo su olor a limpio,
la pongo en la mesa cuando todavía está tibia,
he preparado arroz con tinta negra,
me pongo perdido,
mancho mucho la servilleta todavía caliente,
la tiro a la cesta de la ropa sucia.

(Nunca me atrevería a hacerle esto a otra persona)

5 comentarios:

Natalio Ruiz dijo...

Yo no me lo podría hacer a mí mismo.

La servilleta debería estar intocable para que tuviera que lavarla.

Seguramente me preocuparía mucho menos si otra persona la lavara.

Eso habla claro de "mis mugres" y "sus limpiezas".

Respetos.

Natalio

maria jesus dijo...

Al estar solo te libras de la bronca por haber puesto perdida la servilleta recien limpia

AleMamá dijo...

Debieras usar textiles como los que han descubierto los japones...en mi último post lo encontrarás...también debe servir para servilletas ¿no?

Saludos

Fernando dijo...

Querido Natalio, a todo se acostumbra uno, si vive solo; hay que tener cuidado para no acabar en la jungla.

Querida María Jesús, no te imaginas cómo he comprendido, muchos años después, de cosas que nos ordenaba o prohibía nuestra madre, tipo "no toques los cristales recién limpios sin lavarte las manos".

Querida Alemamá, ya vi tu consejo publicitario, excelente.

Juan Ignacio dijo...

¡Ho!