miércoles, 4 de marzo de 2009

El traje

Por las mañanas elijo mi traje: la chaqueta (tengo 3), la corbata (según el estado de ánimo), el pantalón (todos grises), los zapatos (todos negros), veo que todo está bien conjuntado y así salgo, tan contento, a la calle. Voy, sí, disfrazado.

Hace años yo era un tío importante en la Administración en la que trabajo: recibía a gente de fuera, mi opinión influía en cosas prácticas, hablaba con los jefes, iba a reuniones, tenía que estudiar bien los temas. Cuando alguien me decía, despectivamente, que el trabajo de los funcionarios no sirve para nada, le aclaraba que en mi caso no era así, que mi trabajo sí que era útil e influyente en la marcha de mi oficina.

Después se cruzó en el camino mi Archienemiga, y todo eso se acabó.

Ahora tengo un trabajo gris, de puertas adentro. Sólo tengo que ver a mi jefe y a un auxiliar, no recibo a nadie y ni siquiera he pedido tarjetas de visita: años después, la caja seguiría precintada, sin abrir. Esto tiene sus cosas buenas, vivo más tranquilo, tengo más tiempo y menos responsabilidades, pero hay días que no puedo evitar añorar aquellos años intensos, de trabajo duro, de aciertos y de equivocaciones.

Para evitar la melancolía, sigo yendo de traje, aunque ahora sólo es un disfraz. Podría ir de vaqueros y con un jersey viejo, pero no: cada mañana, cada vez que elijo la corbata y la chaqueta, estoy diciéndome: "Sigues siendo un tío importante, ante Dios y ante ti mismo sigues siendo un tío importante".

Y salgo tan contento de casa.

11 comentarios:

Unknown dijo...

Para Dios, para ti mismo y estoy segura de que para mucha gente más... ERES IMPORTANTE, y desde luego para los que estamos al otro lado de la ventana.
Y si fueras con vaqueros y jersey, seguirías siendo igualmente importante.
Da igual lo que lleves puesto, lo que sientas por dentro es lo que cuenta y creo que tus valores siempre serán los que te den la importancia que te mereces.

Me alegro de que ya no tengas a tu Archienemiga a la vista, a veces la crueldad de la que somos capaces, hacen tanto daño que necesitamos una buena y larga temporada para perdonar y olvidar, pero es bueno conseguirlo.

Un abrazo, Fernando... para mi es importante saber que estás ahí.

AleMamá dijo...

Uno es lo que Dios ve, lo que Él conoce, y aunque no hagas cosas vistosas, eres su hijo ¡y nuestro amigo! para nosotros eres importante.
Un beso

ALMA dijo...

Creo mi querido Fer que el verse bien ante el espejo, es quererse a si mismo y eso te hace ganar confianza y salir a la calle con optimismo y ganas de sonreir, aunque sea a tu archienemiga.

Sabés, días pasados una medica que consulté por mi dolor de oídos me dijo que aquellas personas que nos hacen daño, es mejor dejarlas ir, olvidarlas...porque según dicen los budistas si las retenemos en el recuerdo, en la otra vida seguro nos encontramos con ella... entonces olvídala, no vale la pena que te detengas en una persona que no merece ni siquiera que nos ocupemos de ella en tu sitio.


Un besote

maria jesus dijo...

Haz lo posible por olvidarte de ella, no dejes que te siga haciendo daño.
Importante eres con traje o sin el, pero si ir "de traje" te hace sentir bien pues ¡estupendo!

Fernando dijo...

Queridas Yeste, Alemamá, Alma y María Jesús: yo sigo siendo un tío importante porque tengo amigas importantes, que sois vosotras¡¡¡¡¡

Y, sí, teneís razón: ha bastado con que mi Archienemiga se fuera lejos, dejara de verla en cafetería comiendo churros y engordando más y más, para que mi rencor haya ido amainando.

Gracias por estar ahí.

Juan Ignacio dijo...

Este post me fue intenso de leer.
¿Sabes que ando pensando cosas parecidas, aunque mi caso no sea parecido? Ya las charlaremos... (vengo medio alejado de Internet).

Fernando dijo...

Hola, Juan Ignacio.

Tú vives (creo) en la empresa privada, yo en la Administración pública, y eso, al menos en España, son mundos distintos, con reglas muy diferentes. Si yo trabajara en la empresa privada, en España, mi planteamiento de esto sería bien distinto.

Anónimo dijo...

Así es, cada día de punta en blanco y como don Quijote: Yo sé quién soy.
Hay muchos que sólo saben quienes son por los honores, las tarjetas y el peloteo que les dan. Sin eso no son nadie. Son los del "usted no sabe con quién está hablando". Eso me dijo una vez una enchufada consorte de Cargo, un día que le explicaba que no se podía hacer algo que quería que hiciera. Después de contestarle que a esos efectos me era completamente indiferente, si no me pasaron a un trabajo más gris fue porque los pocos que hay ya estaban ocupados, y porque enseguida cesó el archimarido. Y mira que sólo le dije la verdad y que me mordí la lengua bien mordida...
Más importante que los demás sepan con quien estan hablando, es saber quién se es. Y además, cuando uno lo sabe, la gente, que es muy lista, enseguida lo sabe también, o eso creo.
No te mando una pps que recibí el otro día, titulada "la casa gris", porque no sé como hacerlo, pero le va muy bien al asunto. Quizás teclendo en google se encuentra.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Bienvenida a casa, CristinaB.

¿Tú también eres funcionaria? Entonces sabrás bien de lo que hablo, de la rabia cotidianda por ver al vecino, mucho más mediocre que uno mismo, prosperar y salir adelante. Por eso, sí, es importante quererse a uno mismo, no dejarse arrastrar, no pensar que a lo mejor los otros tienen razón. Y, sí, quizá tienes razón, si uno sabe quién es, quizá los demás lo acaben notando.

Buscaré el archivo que citas.

Anónimo dijo...

Gracias, Fernando, muy amable. Sí que lo soy, pero seguro que con más trienios que tú, así que todo eso que te enfurece a mí me resbala. No sólo por los trienios (la costumbre, esa segunda naturaleza), sino porque soy una firme convencida de que todo es para bien. Estáte convencido, si no tienes tarjetas y tienes más tranquilidad, será para bien.

Fernando dijo...

Querida CristinaB, por supuesto que todo es para bien, y que perder mis responsabilidades ha sido, a la larga, una cosa muy buena para mí. Hay que tener trucos, como lo del traje, y nunca perder de vista nuestra situación afortunada.

Cuídate.