Rezas el rosario para recordarle a María grandes cosas que le ocurrieron en vida. Es como si todos los lunes llamas a un amigo y le dices "Vaya suerte tuviste al nacer en Madrid", y todos los martes "Vaya suerte tuviste al estudiar Derecho", y todos los miércoles ...
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¿Te parece una devoción pesada, larga? Reparte los cinco misterios a lo largo del día: tres minutos por la mañana, tres minutos antes de comer, tres minutos por la tarde, ... Será como si tuvieras cinco macetas de flores blancas y las repartieras por tu jardín.
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Aunque tengas la cabeza espesa, aunque nunca se te ocurra nada, si rezas el rosario nunca volverás a tener miedo al tiempo vacío, al autobús que no llega, al médico que se retrasa. Serás como esos adolescentes que no pudiendo estar solos ni pensativos, en seguida sacan el celular/móvil para hablar con los amigos. Tú tampoco volverás a estar solo ni aburrido.
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¿Te resulta monótono repetir 50 veces el Avemaría a lo largo del día? ¿Es como ir por una carretera recta? Pues ¡¡métele curvas que te obliguen a ir atento!!
"Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo". Esto no se puede tocar: se lo dijo el ángel a María, de parte de Dios.
"Bendita tú eres ..." Retócalo, relacionándolo con el Misterio que rezas: "Bendita tú eres entre todas las mujeres yendo hacia el Calvario y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, con la cruz hacia el Calvario".
"Santa María ..." ¿Ofreces cada Misterio por algo o por alguien? Mételes en la parte final, y añade una jaculatoria que se te ocurra, relacionada con lo que pides: "Santa María, madre de Dios, Madre de Cuba, ruega por los cubanos, pecadores, ahora y en la hora de su muerte, amén".
"Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres de camino al Calvario, bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, con la cruz hacia el Calvario. Santa María, madre de Dios, madre de Cuba, ruega por los cubanos, pecadores, ahora y en la hora de su muerte. Amén".
(Más sobre el Avemaría).
viernes, 7 de noviembre de 2008
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7 comentarios:
Hace ya dos meses, mi hija me regaló un rosario de pulsera. Leyéndote ahora, me siento tremendamente culpable porque cien veces lo empecé y cien veces lo tuve que dejar sin terminar. Gracias por recordarme que para hacerlo no hay que buscar tiempo, sino encontrarlo. Y te aseguro que lo voy a intentar con más fuerza y pondré en práctica tu recomendación.
Un beso.
Buena idea la de repartirlo durante el día. Yo lo rezo en el coche cuando voy a trabajar, tardo el tiempo justo de rezarlo entero y cada misterio lo ofrezco por algo.Un abrazo
Hace unos meses, mientras hablaba con un amigo sobre la atracción que Oriente ejerce en muchos occidentales que desconocen nuestra tradición meditativa, le ponía el ejemplo de las mujeres mayores que en los pueblos, al caer la noche, se reunían para rezar el rosario. Siempre vi en ello, además de un acto devocional, una técnica basada en la repetición que es común a muchas tradiciones espirituales.
Yo no lo rezo casi nunca, por desidia. Hace unos años acostumbraba a rezarlo cada semana con mi hermandad sacramental, pero ahora tengo poco tiempo. En fin, habrá que esforzarse.
Buena comparación la de la seguridad que da rezar el rosario con la que a un adolescente le da el hablar por el móvil. En cuanto llegan a donde han quedado y no aparece nadie, tiran de móvil (bien mandando mensaje, bien llamando a los amigos).
Debo decirte que nunca me había parado a reflexionar sobre el rosario y obviamente no lo había enfoncado por ahí. Por eso me gusta leerte, porque me das otro punto de vista sobre cosas en las que no suelo caer.
saludos
Fernando,
la razón que más me gusta es la primera. Porque es la que más piensa en María.
Te soy sincero, no me gusta eso de modificar la letra del Rosario. Bueno, en realidad no es que no me guste, es que no hay problema en hacerlo, pero no es el Rosario, será otra oración.
(Por cierto, qué raro se siente leer al yo mismo de hace tanto tiempo. Hay unos comentarios muy interesantes acerca del pasaje de Santa Teresita en el blog Esperando Nacer; I, II, III).
Yeste, Ramón, Rafael, gracias por vuestras observaciones, y animaros a rezarlo. Al principio se hace pesado, pero acaba siendo fácil y entretenido.
Rafael, es curioso, pero la misma idea que dices, la semejanza con algunas tradiciones orientales que calman el espíritu, la dijo el Papa Juan Pablo en su carta sobre el Rosario, ahora no encuentro su nombre.
Hola, María Jesús, a mi no me da tiempo a acabarlo al ir a trabajar (porque voy muy lento, en el rezo, y me distraigo).
Juan Ignacio, te reconozco que se me ocurrió ese reproche, y que dudé mucho antes de recomendar los cambios públicamente. Para mí son cambios útiles, imprescindibles, y si lo que rezo no es el Rosario o el Avemaría, estoy seguro de que a Ella no le disgustará.
Gracias a los 5, para mí este punto era importante. Me alegro de que hayaís venido.
Fernando, si te interesa este asunto te recomiendo la lectura de "La Filocalia": la oración de Jesús.
Esta tradición se originó en el Monte Athos y en los monasterios del Sinaí a partir del siglo XV. Posteriormente (siglo XVIII) un monje griego, Nicodemo el Hagiorita, publicaría la "Philocaliae", que se difundiría ampliamente por Rusia.
La oración consiste en repetir de continuo la fórmula "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador". En realidad, las palabras pueden variar en cada caso; lo importante es que se trate de una fórmula breve y fija.
El libro está publicado en Ediciones Encuentro.
Para ampliar en la materia, permíteme recomendarte dos libros: "Invitación al asombro", de Esther de Waal; y muy especialmente "Una palabra hecha silencio. Guía para la práctica cristiana de la meditación", del trapense John Main. Ambas obras están publicadas por Ediciones Sígueme.
Perdona el "ladrillo".
Un saludo
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