viernes, 14 de noviembre de 2008

El caso Neira

Vive España pendiente de este triste caso. En agosto pasado, en un hotel del pueblo de Majadahonda, un tío gigantesco empezó a gritar y a zarandear a su chica. El profesor Jesús Neira, que estaba cerca, se acercó e intentó defenderla. El tío gigantesco se le enfrentó y le pegó tal paliza que el valiente ciudadano quedó desde ese día en coma. Algunos médicos dijeron que era un coma irreversible, tan graves eran las lesiones. Tuvo suerte el señor de que aún no se hubiera aprobado la Ley de la Eutanasia: algún doctor Montes (1) compasivo le podría haber puesto una inyección para que dejara de sufrir.

Dios es grande, y el profesor Neira, sorprendentemente, ha salido del coma y ha empezado a hablar, torpemente aún. Tiene épocas mejores y épocas peores pero parece ser que va a salir adelante.

El lado ridículo, que no puede faltar nunca en España, lo puso su chica, la agredida, que fue a varios programas de la tele y a varias revistas a defender ... ¡al agresor! Que si el pobre estaba nervioso, por efecto de una droga; que si no le estaba pegando; que si la culpa la tuvo ella, porque recibió una llamada de otro hombre; que quién le mandaba al profesor meterse en medio. Esta reacción, tan grotesca, ha horrorizado a las buenas gentes, y también a las feministas, que tras hacer campaña durante años para que las mujeres víctimas de violencia doméstica denunciaran a los hombres que las pegan y no les perdonaran, se encuentran con esta moza disculpando al tío que la estaba pegando.

Para mí, para mi caso particular, el caso tiene además una lectura personal. Soy muy cobarde para enfrentarme a la gente que se comporta mal a la sociedad: los chicos que pisan los asientos del autobús, los chicos que pisan los bancos, los chicos que ponen la radio alta por la calle, los chicos que fuman en el Metro, ... Nunca me atrevo a decir nada, pero luego me voy lleno de rabia: “Cómo degenera todo”, me digo. Y añado: “Eres un cobarde, porque si te atrevieras a decirles algo, seguro que se arrepentirían de su mal comportamiento y no pasaría nada”.

El caso Neira demuestra que esto no es así: que a veces, por intentar ser un buen ciudadano, puedes acabar muy mal.

...

(1) El doctor Montes: doctor madrileño, procesado por sedaciones excesivas que habrían causado la muerte de decenas de personas; fue absuelto y ahora es el héroe de la izquierda española.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé que haría... Porque quien se mete donde no le llaman siempre va a salir perdiendo; si te dan una paliza te vas al hospital (¿en coma?), y si se las da tú aguarda que ya te buscará ...y te encontrará.

Un saludo

Orisson dijo...

Enlazado

AleMamá dijo...

No hay que meterse en peleas de casado, dicen, pero hay peleas en que es de cobardes no hacerlo, aunque serán pocas las ocasiones que pudieran tocarnos de cerca.... lo que sí no se puede evitar es verse cuando nuestras las ideas y valores son atacados. Con corrección se debe decir y opinar, pero no callar. Esa cobardía sí que no la acepto. Los otros hasta vociferan sus intenciones criminales, homicidas de inocentes y más, y nosotros todos acongojados "pidiendo una cueva de ratón para escondernos", como dice mi sabia madre.

Feliz finde

Unknown dijo...

Nunca se sabe la reacción que se puede llegar a tener ante un caso así. Nunca sabremos si seremos valientes o cobardes hasta que no llegue el momento de demostrarlo y nunca estaremos del todo impasibles cuando veamos que alguien corra peligro, otra cosa es como actuemos.


El caso Neira nos ha demostrado a todos que todavía quedan personas que ni siquiera se paran a pensar en ellos mismos cuando se trata de ayudar a un semejante, pero también nos ha hecho pensar en lo que nunca debemos ser.... egoístas, interesados, sin principios, maleducados y sobre todo insensibles.

Hasta pronto Fernando.

Ramón_Lozano dijo...

Yo creo que en la mayoría de los casos si recriminas a un joven por una mala actitud, una falta de educación o de respeto, lo único que puedes lograr es encontrarte con un problema o alguna que otra palabra malsonante, además de lo violento de la situación. Por desgracias éste el país que nos toca vivir, que tiene infinidad de cosas buenas pero también algunas malas que contrarrestan esa situación idílica.

Un saludo

maria jesus dijo...

Dios quiera que se cure del todo. Lo último que supe es que había empeorado.
Y encima esto hace que cada vez se tenga mas miedo a exigir un comportamiento correcto por parte de los demás, con lo que los impresentables cada vez ganan más terreno

ALMA dijo...

Uhhh.. que fuerte, no sabía de este caso

Un beso

Juan Ignacio dijo...

Digamos que el caso este no te da ánimos para hacer lo que pretendes...

Crispal dijo...

Hay que ser muy valiente para reconocer públicamente que uno es un cobarde. Yo también soy un cobarde, lo reconozco. Y sólo le pido a Dios que no me ponga en situación de tener que ser un héroe y dejar viuda y dos niñas.