Receta para hacer crema de plátanos
Sal a la calle, date un paseo antes de la hora de la cocina. Acércate al escaparate de una pastelería de las buenas. Contempla los suizos rellenos de crema, los huesos de santo, las palmeras glaseadas, los pastelitos. Envidia al que puede comer todo eso sin engordar, odia a la gente que sale contenta con sus bandejas, siéntete desgraciado por tener que estar siempre controlando lo que tomas, compadécete de ti mismo, que hoy tienes que tomar sopa de espinacas y filete a la plancha porque durante dos semanas te has pasado mucho, pero mucho, con el menú. Vuelve a tu casa lleno de santa ira y de santa autocompasión, dispuesto a hacer una locura.
Pon a cocer leche, cuanto más grasa mejor, pero no mucha, un cuarto de cazuela basta. Pela y corta en rodajitas tres o cuatro plátanos. Abre la nevera, echa en la olla una paletada de mantequilla, echa dos o tres quesitos cremosos de los de tus sobrinos, echa (si tienes) nata líquida. Si hay por ahí alguna patata échala también, o mejor no, que tendrías que haberla cocido un rato antes, otro día lo pruebo. Apaga pronto el fuego, y echa la papilla en el pasapures. Tríturalo pero con poca potencia. Sin sacarlo, echa ázucar, echa zumo de limón, cuidado con las pepitas. Vuelve a darlo vueltas. Comprueba que haya quedado pastoso, no vale si queda líquido. Si ves que no tiene suficiente densidad, puedes echar más mantequilla, más quesitos, más platanos; también podrías echar tres o cuatro cucharadas soperas más de azúcar, pero es más fácil lograr la espesura con lo otro que te he dicho. Vuelve a batirlo, hasta que quede denso. Si no vienen niños a comer puedes echar un poco de ron, de jerez, de vino dulce, de lo que tengas por ahí.
Echa el brebaje en un recipiente adecuado y guárdalo en la nevera.
Tómalo de postre, ese día o al siguiente, sé feliz, no lo tomes diciendo “No debería, no debería”, da gracias a Dios de ser goloso y de tener todos estos baratos componentes en casa y de tener por delante años y años de proponerte ser estricto con la dieta, de ser sacrificado, de romper el muro y volver a comer a lo grande, de volverte a arrepentir, de volverte a poner estricto, de ...
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5 comentarios:
Qué malo eres.............. se me están poniendo los dientes largos. Yo soy de ésas que se compadecen por no poder llevarse a la boca todos esos manjaritos dulces que mencionas, pero la diabetes me lo impide.
Gracias por la receta pero ni puedo ni me gusta el plátano, ajaja
Búscate una de chocolate que no lleve azúcar, porfi, ummmmmm.
Muy simpática tu entrada.
Un beso.
!Fernando, por Dios!Te creia un amigo. Estoy a dieta hasta Navidad
Fer, no conocía esta receta... mmmm.... debe ser deliciosa!!!!!!!!!
Un beso
Por suerte no suelo mirar los escaparates de las pastelerías, porque cuando he tenido que entrar en alguna a comprar me vuelvo loco. Además soy bastante sibarita con los pasteles (profiteroles, buñuelos o petisús -según los llame cada uno- principalmente) y con las tartas. El otro día pasé por Ávila y a un amigo se le ocurrió comprar yemas de Ávila y al entrar en la tienda no tuve otra que sucumbir a mis impulsos y comprar otra cajita (sólo con 12) que me zampé antes de llegar a Valladolid.
PD:la crema de plátano suena bien. A ver si convenzo a mi hermana para que la haga un día de éstos, que a ella le encanta cocinar y a mí me falta paciencia.
Un saludo
Esto revolucionaría los libros de recetas, con cosas como "Abre la nevera" o "Si hay por ahí alguna patata échala también, o mejor no, que tendrías que haberla cocido un rato antes".
Muy bueno.
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