miércoles, 4 de marzo de 2015

Medinaceli

Quedan tres días para el primer viernes de marzo. Miles de devotos harán cola durante horas para besar el pie de Jesús de Medinaceli.

Al atardecer del martes (ayer) voy por la zona. Ya ha empezado la fila, no junto a la iglesia (pues molestaría a las tiendas vecinas a la basílica) sino en la manzana siguiente. Las primeras señoras han hecho una tienda común de plástico, con bordes rígidos, como un invernadero, con una puertecita para entrar y salir. Dentro tienen tumbonas de playa para descansar durante el día y dormir durante la noche. Cuando paso están merendando bocadillos. Después de esta tienda hay una larga fila de sillas (dos manzanas) atadas a la pared: son los devotos que sólo pasarán aquí la última tarde y la última noche antes de que basílica abra el viernes de madrugada. En las sillas hay un cartel que indica el propietario y el número de puestos que se reservan: "Familia Lozano, 25-31". "Soledad López, 32-36". "Antonio de la Fuente, 37". Algunos reservan 20 o 25 puestos, no sé cómo van a caber. Una gorda está atando su silla al final de la cola, sostiene en la boca el cartón para poner su nombre y su reserva.

Vuelvo a pasar por la noche, tarde. No hay nadie sentado en las sillas. En la tienda de plástico sólo hay una señora, las otras habrán ido a tomar café. "Buenas noches", le digo. "Buenas noches", me responde.

Ojalá Jesús sepa valorar lo que hay de verdadera fe en todo esto.

La noche es templada, menos mal.

8 comentarios:

ALMA dijo...

Hermoso tu relato y aquí una de las grandes manifestaciones de fe, se realiza todos los años en el templo de San Cayetano en el barrio de Liniers, donde la gente se acerca de la misma manera que describes a agradecer y pedir pan y trabajo.

En este evento había un cardenal que celebraba misa con todos los fieles, hoy es el Papa Francisco.

Es emocionante ver estas manifestaciones, y aquí también hay una señora que acampa durante mucho tiempo y siempre es la primera en ingresar, de rodillas a ver al Santo.

Fernando dijo...

Me alegra mucho la coincidencia, Alma, y también que el entonces Cardenal Bergoglio compartiera con el pueblo esta muestra de piedad. Imagino que, al igual que en Madrid, no todo será fe pura, pero Jesús sabrá apreciar la parte auténtica.

ojo humano dijo...

Fui cristiana evangélica de niña, no tengo esas experiencias, lo más que he hecho es entrar a la Catedral de Santiago para admirar sus vitrales, con la luz del sol se ven muy bellos.

Fernando dijo...

Me acordé de ti al verlo, Ojo Humano: creo que te habría escandalizado. Esto es totalmente opuesto a vuestra visión de la fe.

Ignacio Trujillo dijo...

Yo me pasmo y no entiendo todo eso, si el Cristo está allí siempre, aunque no sea tan cerca. Aquí en Sevilla en los besamanos del Gran Poder o la Macarena se forman unas colas admirables,pero de una hora u hora y media como mucho, estimo, y ya me asombran... Eso sí, no lo entiendo pero siento un respeto imponente por esas personas que son capaces de esas esperas... lo de pasar la noche con los termos de café, la verdad, es que da un poquito de reparo...

ojo humano dijo...

Después de ver el espectáculo de nuestros políticos este verano, no hay nada que me pueda asombrar.
Y sí, respeto la fe de los pueblos...como sea, Dios sabrá cómo se revela a ellos.

Fernando dijo...

Todo lo que se haga en Sevilla está bien hecho, Ignacio: por muy extravagante que parezca está bien hecho.

No sé a qué te refieres con lo de vuestros políticos, Ojo Humano.

Ignacio Trujillo dijo...

Sí, Fernando, tienes toda la razón.