Solo puedo llegar a entender lo que decís si pienso en que se pierde un poco de espontaneidad, en pos de decir las cosas... no sé, bien dichas, quizás.
No llego a ver, como el comentarista dolega, lo de la inocencia. Al contrario, creo que se aprende a conocer cosas como la vanidad, que nos permiten ser mejores o más sencillos (que no es lo mismo que inocentes, pero en fin...)
¿Por qué? ¿Porque pensaste que iba a ser algo para ti y te has hecho popular y ahora debes preocuparte de "tu público"? No te preocupe nada, pues con tu honestidad y transparencia sigue siendo un blog inocente en el mejor sentido.
Como todo en la vida, Dolega, como en la amistad, como en el noviazgo, como en el matrimonio.
Me refiero sobre todo, Juan Ignacio, a la elección del tema: a lo mejor al inicio contar que habías visto a un pájaro beber agua te parecía natural y ahora siente que no es un tema digno. A eso me refería, sobre todo.
Eres muy amable, Alemamá, y sí, sobre todo me refería a eso, como le dije a Juan Ignacio.
Usted siempre tan amable con mis temas, Don Javier.
Caramba, Andy, eso suena tremendo, que la experiencia lleve necesariamente a la pérdida de la inocencia. De alguna forma, que no sé explicar, eso se debe evitar, un poco en la línea de Jesús de que si no os hacéis (de nuevo) como niños no entraréis en el Reino de los Cielos.
Fernando, en el estado actual de la humanidad, tras la caída, es imposible mantenerse en la inocencia de la infancia, todos podemos comprobarlo. Es triste pero cierto.
Cuando Jesús se refiere a hacerse de nuevo como niños lo que esta poniendo en primer plano no es la inocencia, que una vez perdida no se puede recobrar, sino la certeza de la dependencia con respecto a los padres y la confianza en el amor paterno.
El hacerse como niños es, por tanto, un saberse totalmente dependiente de Dios y confiado en su amor de Padre, de esta forma evitamos el falseamiento de nuestra realidad, cuando nos ponemos a nosotros, la criatura, como centro, fundamento y fin de nuestra existencia.
Precisamente ese es el núcleo del pecado de los orígenes, la absolutización de la criatura que rompe los lazos con su Creador y, por tanto, falsea su condición natural, queriendo ser como Dios pero al margen de Él. Lo opuesto a esta perversión es el "ser como niños" en el sentido que ya he expuesto.
Un abrazo.
PD: Es interesante un artículo sobre este mismo tema escrito por Carlos Jariod, en Religión en Libertad. Te lo recomiendo:
PS: Por cierto, cuando hablo de inocencia no me refiero a la no imputación de un delito o un pecado, sino al estado de candidez e ignorancia del mal. Es por eso que hablaba en el contexto de la inocencia original o la inocencia infantil.
La inocencia con respecto a la culpa del pecado se recobra tras recibir el perdón misericordioso de Dios.
Jejeje. A causa de esta entrada me he leído casi mes y medio de tus inicios de bloguero allá por el 2008. ¿Qué he encontrado? Franqueza, valentía agudeza, conocimiento, buen tino para escribir... Lo mismo que ahora, tranquilo. Te seguiremos leyendo todos encantados.
Gracias por tus cultas aclaraciones, Andy. Mi post, desde luego, se refería a la inocencia en un sentido más cotidiano, nada que ver con la culpa o la gracia. Tus dos comentarios me ayudan a ver el tema de forma más elevada. Gracias.
Siempre tan amable, Inmaculada; y a ver si vuelves a poner la función de comentarios en tu blog.
15 comentarios:
¿Los blogs tienen inocencia?
Saludos
Solo puedo llegar a entender lo que decís si pienso en que se pierde un poco de espontaneidad, en pos de decir las cosas... no sé, bien dichas, quizás.
No llego a ver, como el comentarista dolega, lo de la inocencia. Al contrario, creo que se aprende a conocer cosas como la vanidad, que nos permiten ser mejores o más sencillos (que no es lo mismo que inocentes, pero en fin...)
¿Por qué? ¿Porque pensaste que iba a ser algo para ti y te has hecho popular y ahora debes preocuparte de "tu público"? No te preocupe nada, pues con tu honestidad y transparencia sigue siendo un blog inocente en el mejor sentido.
Saludos
Esta inocencia de segundo grado, reduplicada, oiga, hace aún más amable su blog y su morriña.
La ingenuidad en los adultos es ternura, y esta entrada tiene mucho de tierna madurez.
Como todo en la vida, Dolega, como en la amistad, como en el noviazgo, como en el matrimonio.
Me refiero sobre todo, Juan Ignacio, a la elección del tema: a lo mejor al inicio contar que habías visto a un pájaro beber agua te parecía natural y ahora siente que no es un tema digno. A eso me refería, sobre todo.
Eres muy amable, Alemamá, y sí, sobre todo me refería a eso, como le dije a Juan Ignacio.
Usted siempre tan amable con mis temas, Don Javier.
Tú siempre tan amable con mis cosas, Miriam.
A mí tu blog me encanta.
La ganancia de experiencia lleva consigo, necesariamente, la pérdida de la inocencia.
Un abrazo.
Caramba, Andy, eso suena tremendo, que la experiencia lleve necesariamente a la pérdida de la inocencia. De alguna forma, que no sé explicar, eso se debe evitar, un poco en la línea de Jesús de que si no os hacéis (de nuevo) como niños no entraréis en el Reino de los Cielos.
Fernando, en el estado actual de la humanidad, tras la caída, es imposible mantenerse en la inocencia de la infancia, todos podemos comprobarlo. Es triste pero cierto.
Cuando Jesús se refiere a hacerse de nuevo como niños lo que esta poniendo en primer plano no es la inocencia, que una vez perdida no se puede recobrar, sino la certeza de la dependencia con respecto a los padres y la confianza en el amor paterno.
El hacerse como niños es, por tanto, un saberse totalmente dependiente de Dios y confiado en su amor de Padre, de esta forma evitamos el falseamiento de nuestra realidad, cuando nos ponemos a nosotros, la criatura, como centro, fundamento y fin de nuestra existencia.
Precisamente ese es el núcleo del pecado de los orígenes, la absolutización de la criatura que rompe los lazos con su Creador y, por tanto, falsea su condición natural, queriendo ser como Dios pero al margen de Él. Lo opuesto a esta perversión es el "ser como niños" en el sentido que ya he expuesto.
Un abrazo.
PD: Es interesante un artículo sobre este mismo tema escrito por Carlos Jariod, en Religión en Libertad. Te lo recomiendo:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=21627
PS: Por cierto, cuando hablo de inocencia no me refiero a la no imputación de un delito o un pecado, sino al estado de candidez e ignorancia del mal. Es por eso que hablaba en el contexto de la inocencia original o la inocencia infantil.
La inocencia con respecto a la culpa del pecado se recobra tras recibir el perdón misericordioso de Dios.
Jejeje. A causa de esta entrada me he leído casi mes y medio de tus inicios de bloguero allá por el 2008. ¿Qué he encontrado? Franqueza, valentía agudeza, conocimiento, buen tino para escribir... Lo mismo que ahora, tranquilo. Te seguiremos leyendo todos encantados.
Gracias por tus cultas aclaraciones, Andy. Mi post, desde luego, se refería a la inocencia en un sentido más cotidiano, nada que ver con la culpa o la gracia. Tus dos comentarios me ayudan a ver el tema de forma más elevada. Gracias.
Siempre tan amable, Inmaculada; y a ver si vuelves a poner la función de comentarios en tu blog.
Llego algo tarde.
No noto que hayas cambiado nada, gracias a Dios. Y a vos.
Saludos.
¿Eh? ¡Pero si yo la veo en mi blog! ¿qué ha pasado?
Es usted muy amable, hermana, gracias.
Ya se resolvió el problema, Inmaculada, mejor así.
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