Yo soy funcionario y trabajo en el departamento Z.
Cuando entré en la Administración, el departamento Z lo llevaba un solo funcionario, muy trabajador, que cobraba lo mismo que yo: pongamos 100 €.
Pasó el tiempo, quitaron a ese funcionario y pusieron a otro, que no sabía manejar el ordenador. Hubo que ponerle una secretaria, que cobraba -proporcionalmente- 42 €. El coste del departamento Z pasó a ser 100+42= 142 €.
Pasó el tiempo, el nuevo funcionario se hizo amigo de los políticos y logró que su plaza subiera a nivel de Director: pasó a cobrar -proporcionalmente- 119 €. Como su secretaria ya no lo era de un puesto normal sino de Director también a ella le subieron el sueldo: 49 €. El coste del departamento Z pasó a ser 119+49= 168 €.
Pasó el tiempo, el funcionario decidió que esto de trabajar era muy pesado, y logró que le pusieran un ayudante para hacerle el trabajo (YO), que seguía cobrando los 100 € del inicio. Claro, él no iba a compartir su secretaria, me pusieron una nueva, y para que no tuviera envidia de la anterior, le pagaron lo mismo que a la otra. El coste del departamento Z pasó a ser 119+100+49+49= 317 €.
La conclusión es fácil: al inicio de la historia el departamento Z funcionaba perfectamente y ahora sigue funcionado perfectamente, con la diferencia de que entonces costaba 100 € y ahora 317 €.
Puede parecer una historia lunática, pero si vas llamando a las puertas de la Administración española, una a una, encontrarás mil historias como ésta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
Mi marido, también funcionario, dedicó más de una década a un trabajo específico en el que se especializó a tal puntoque, cuando lo dejó por jubilar, lo reemplazaron con CUATRO personas. Después de dos años lo han recontratado como cabeza de un EQUIPO que hace lo que él hacía solo.
En todas partes se cuecen habas
Se entiende perfectamente. ¡Qué barbaridad!
317 x 1000 = 317.000
(contra 100 x 1000 = 100.000)
más allá de eso, interesante historia
pero por cierto, ya es hora de reclamar los 19
Buenos días Fernando. Extraordinario análisis que por su sencillez desmonta cualquier justificación para subirnos más los impuestos y que abre todo un campo para cosechar recortes, por desgracia el criterio será mediocre; ni quitar a las de 49 -pobrecitas- ni mucho menos al del partido de 119, ¿A qué seccionan la yugular y se cargan el departamento? Y lo anunciarán como un considerable ahorro de un 31.55%, todo un éxito en la gestión de la Res.Un abrazo.
Me alegra por tu marido, Alemamá, y me sorprende el paralelismo con mi departamento Z.
Así es, Páterfamilias, una barbaridad.
Por ahí va el cálculo, Juan Ignacio, en España hay unos 3 millones de funcionarios, si aplicamos el % imagínate el ahorro mensual. En cuanto a mis 19, no tengo ni el talento ni la simpatía para lograrlos.
No me metas miedo, NIP, que todo son rumores y malos augurios.
Pura realidad, la ineptitud ha hecho nido en la gestión de los ineptos que se mezclan con los competentes y dan aspecto de ruina a magnifico edificio construido con el esfuerzo de los humildes
Hola, Dimas, bienvenido. Es como dices: la Administración española llegó a ser una gran maquinaria, eficaz, venida abajo por la maldad de unos y la desidia de otros.
Madre mía. Esa es la terrible realidad de una administración a la que le sobran un gran número de funcionarios, en la que existe duplicación o triplicación de procesos (estado central-autonomías-ayuntamientos), en la que hay mucho enchufado y chupóptero inepto amigo de alguna persona muy principal... En fin, terrible.
Fernando, tu post no podía ser más elocuente.
Así es, Andy, y en Andalucía todavía peor, porque además del Estado, de la Comunidad y de los Ayuntamientos tenéis las Diputaciones y 100 órganos creados por la Junta: la ruina, pues.
Lo que da escalofríos es que con lo claro que lo cuentas, con lo claro que se sabe -cuando se quiere saber- cómo nos siguen timando a todos. Más Estado, más control, más ruina.
Lo he dicho mil veces: el mejor ministro de Economía: mi madre. Cualquier madre de las que conocen el hogar, saben administrarlo, no deben un duro y tienen un plato caliente, bonito y sabroso a punto. Lo demás, zarandajas.
Esa debería ser la regla, Yatengo: gastas como mucho lo que ingresas, ni un céntimo más, si es posible un céntimo menos. Esa buena regla debería aplicarse, en concreto, a la contratación de funcionarios.
Publicar un comentario