1 de octubre.
Comienza en la oficina el horario de invierno.
Ya no saldré a las 14:30
sino a las 15:00.
Ya no cogeré el autobús de las 14:38,
ya no volveré a coincidir con las dos hermanas
jóvenes,
rubias,
delgadas,
adictas al móvil
con las que me gustaba coincidir,
que llenaban de ansiedad
mi tiempo de espera.
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8 comentarios:
¡Qué corto el horario de trabajo! Acá son 8 horas y 4 los sábado, más 1 o 2 horas en la locomoción, una tortura para los trabajadores que no tienen una especialidad. Y sin contar los Mall y supermercados que trabajan hasta en domingo y festivos.
Ya encontrarás alguna forma de hacer divertido tu viaje.
Se feliz.
Fernando, qué alegría tenerte de vuelta. Ya me he leído tus entradas moscovitas. Tiene que ser bonita Rusia. Qué suerte de viaje.
El horario de invierno, el de verano, y en fin...¡el horario! Qué mal lo llevo. Trabajar me gusta, pero el horario...
Besos, muchos
Yo soy funcionario, Ojo Humano, tenemos un régimen privilegiado en comparación con los demás trabajadores. Y sí, seguro que acabará habiendo otra gente que ilumine mis largas esperas en la parada del autobús.
El horario ordena nuestra cabeza y nuestra vida, Luisa, el horario es bueno, a mí me gusta. Y me alegro mucho de volver a leerte.
... mmm mmm has de desarrollar la dos últimas líneas del post, Fernando ! ;)
Tal vez, las dos hermanas también cambian sus horarios y vuelven a coincidir en el autobús.
El cambio de horario que mencionas, tiene - a mi criterio - su beneficio ya que implica no salir de la cama tan temprano, cosa gratificante cuando hace frío.
A veces hay que esperar 15 minutos, Tomae. Es bonito no hacerlo enfadado sino esperando que alguien venga en el autobús. ¿Vendrá o no vendrá hoy?
Hummm... No se me había ocurrido, Alma, a ver si hay suerte. Y a mí me gusta madrugar, así que el beneficio es pequeño en mi caso.
y...como va el nuevo horario?
Se te extraña Fernando.
Gracias, Alma querida. El nuevo horario ya empieza a ser viejo. Gracias.
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