viernes, 4 de septiembre de 2015

Moscú

Ciudad difícil para el turista extranjero: el nombre de las calles y las estaciones de Metro sólo está escrito en alfabeto cirílico. Cada vez que buscas algo has de descifrar el jeroglífico.

Desayunando en el Burger King de la esquina del hotel: no había cafeterías normales.

Racismo en la ciudad ex-soviética: la gente de raza china es la que hace las camas, limpia la mesa y lleva los bultos por la calle. Curiosamente, el cuidado de los aseos públicos sigue siendo asunto de mujeres blancas muy mayores.

Visitamos la gran catedral de Cristo Salvador: Stalin la destruyó para hacer una piscina y tras la perestroika la han reconstruido piedra a piedra.

Visitamos el cadáver de Lenin, perfectamente conservado, como si estuviera durmiendo la siesta.

Muchos moscovitas tienen dientes de oro. Cuando te sonríen el sol brilla en su boca y quedas deslumbrado.

3 comentarios:

tomae dijo...

Cuando lo más "normal" es un Burguer King para desayunar, te hace pensar que desayunas como en casa. Feliz reentré Fernando!

PD. Lo de comentar en cirílico se puede hacer buscando el texto en internet y luego un simple "copiar y pegar" (копировать и вставлять!)

ojo humano dijo...

Realmente tu viaje fue toda una historia, eso del cirílico ha sido para mi todo un descubrimiento. Estamos tan al fin del mundo que somos ignorantes de mucha historia, en especial de la iglesia, y conste que es mi tema predilecto. Y el contraste entre lo antiguo y el Burger, los chinos, las ancianas, dientes de oro...(¡qué sudamericana que soy!)

Fernando dijo...

Así es, Tomae: hasta tenían unos pastelitos de manzana que en Madrid dejaron de venderse hace años. Gracias por lo del cirílico, soy un analfabeto funcional.

Así es, Ojo Humano, me pareció un mundo de contrastes: entre lo viejo y lo nuevo, entre la herencia comunista y la libertad, entre el cerrarse sobre si mismos y abrirse al mundo. Muy interesante.