Leo con mucho arrepentimiento la exhortación del Papa Francisco Evangelii gaudium (Alegría del Evangelio). Su tema principal es la evangelización que hemos de hacer todos los cristianos.
"Aunque recen, muchos agentes pastorales desarrollan una suerte de complejo de inferioridad que les lleva a relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus convicciones. Se produce entonces un círculo vicioso, porque así no son felices con lo que son y con lo que hacen, no se sienten identificados con su misión evangelizadora, y esto debilita la entrega" (párrafo 79).
Veo denunciados en el texto mi tibieza, mi falta de conversión profunda, mi egoísmo.
"Si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús" (párrafo 120).
Es posible que Francisco no sea tan intelectual como Benedicto: pero en este texto claro nos pega un fuerte aldabonazo para la conversión, para tomarnos la evangelización en serio, en un mundo que vive de espaldas a Dios. Es un grito para la reforma radical de cada uno de nosotros.
"¿Qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos. Nos hace falta clamar cada día, pedir su gracia para que nos abra el corazón frío y sacuda nuestra vida tibia y superficial" (párrafo 264).
El texto es optimista del principio al final. ¿No cumplimos con lo que Dios quiere? Francisco llama (en los párrafos 25 a 33) a una conversión de las parroquias, de las diócesis, de los movimientos, del propio Papa.
"¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas ante el Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos!" (párrafo 264).
"Si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida" (párrafo 274).
martes, 14 de enero de 2014
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6 comentarios:
Preciosos párrafos, pero personalmente, creo que es difícil de llevar a la práctica.
En parte, porque como dices, por ese complejo de inferioridad que lleva a ocultar la identidad cristiana, pero no creo que sea por vergüenza, sino más bien por miedo a las batallas que hoy en día han de librarse, con ideas tan contrarias que no ayudan o respetan lo que cada uno lleva en el corazón, con las burlas que se hacen de la Fé y con el agoísmo que sentimos al querer guardar la religión sólo para los adentros.
Deberíamos cambiar tanto....
Besos apretaos.
Esa es la lucha de cada día y deberíamos tomarla en serio, porque al fin de cuentas ¿para qué estamos aquí sino para mostrar el amor de Dios para el mundo?
Una buena reflexión y un llamado que valdría la pena practicar.
Dios nos ayude.
Pues firmo tu comentario al 100%, Yeste, gracias por la precisión.
Gracias, Ojo Humano, valoro mucho tu comentario, y sí, que Dios nos ayude a todos.
Buenos días Fernando. Voy a detenerme más en la lectura del documento, tienes razón,lo encontré optimista pero ahora veo que tiene unas cuantas buenas perlas para hacer collar. Un abrazo.
Gracias, NIP. Me ha parecido muy fácil de leer y muy seria en sus exigencias, ojalá me ayude a convertirme aunque sea un poco.
El texto del Papa Francisco me ha encantado, es un aldabonazo enorme que quiere hacerse eco en el universo.
Yo también he notado el cariñoso tirón de orejas.
Besos mil
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