Leo que Jesús nos pide que nos perdonemos unos a otros (Mt. 6, 14-15). Pienso: "Esto no va conmigo, yo soy muy buen cristiano y sonrío a los que me ofenden".
Mi jefe se pone malo varias semanas seguidas. Podría llamarle al móvil, fingir interés, preguntarle qué tal está. Pero recuerdo todas sus mezquindades conmigo. Aquella vez que no quiso recibirme durante meses. Aquella vez que no me firmó las vacaciones de verano hasta finales de julio. Aquella vez que tuve que exigirle por escrito que me dijera si podía coger un puente. Aquella vez que me ridiculizó ante otros funcionarios. De alguna de estas ruindades han pasado 6 o 7 años, pero las sigo viendo como si hubieran ocurrido ayer.
No le llamo.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
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11 comentarios:
¡Ay, Fernando!... de ese mal, padecemos muchos, cuando realmente nos hacen daño, a veces mucho, es muy difícil perdonar.
En ese sentido soy como tú, quizás a nosotros tampoco nos perdonen por no perdonar, pero a mi se me hace imposible olvidar las afrentas dañinas.
Besos apretaos.
En Marcos 11 :26 es más lapidario el asunto. O perdono o perdono, no hay otra alternativa. En mi defensa puedo decir mucho...creo que en nuestras fuerzas es difícil, mucho, pero en la fuerza y gracia del Espíritu, se puede.
Llámalo. La Gracia opere en ti, oro por eso.
Lo de este hombre ni siquiera fueron afrentas, Yeste, sino pequeñas mezquindades de la vida de la Administración, nada importante.
Así es, Ojo Humano, hay que rezar para que Dios no ayude a vencer la falta de perdón, la ira, el miedo, la pereza,... una lista interminable.
Ayyyy, he trabajado muchos años con personas que van por la vida "en su nube" sin inmutarse ni importarle de los demás y si los demás son sus dependientes, menos les interesa, peeero en mi caso personal a pesar que a veces por determinadas actitudes he llorado o cerrado los puños o apretado los dientes, pienso: esto también pasará.... y es así por lo tanto no gasto mis energías en recordar lo malo que me han podido hacer o las mezquindades o necedades hacia mi persona, prefiero sonreir a la vida, a Diosito y no detenerme, solo rezar por ellos aunque yo no los quiera y como dice el dicho: "que Dios los ayude y a mi no me desampare"
¿Has sentido alguna vez que habitas en un enjambre?
Sé muy bien a qué hechos te refieres, Alma, y creo que sólo con la ayuda de Dios pudiste perdonar y seguir adelante. Firmo la frase final, que no conocía.
Madrid es un gran enjambre lleno de avispas furiosas, Anuar.
Buenos días Fernando.
¡Bien no hecho!
...ni loco llamaba.
Un fuerte abrazo.
Me tranquiliza esa opinión, NIP, ya que viene de alguien que se toma en serio el compromiso cristiano. Gracias.
Gracias por esos buenos deseos para mi país. Ora por nosotros, lo necesitamos (aunque ¿cuándo no?), ahora en especial.
Fernando. Posiblemente yo tampoco le llamaría.Pero sí te animo a que perdones, porque lo contrario-y lo sé por experiencia-te hace daño a ti.
Tengo por ahí una experiencia con un Juez,un Señoría, que para mí se queda. El caso es que visto que la rabia me dominaba por lo injusto de la situación, un día, no sé ni cómo ni porqué, empecé a rezar por él. Lo hacía con desgana, sin convencimiento, pero forzándome a hacerlo porque me parecía que era lo que tenía que hacer para encontrar la paz. Un tiempo después y como por arte de magia, la rabia desapareció.
Actualmente tengo otra Señoría que para mí se queda. Con esta todavía no he probado mi receta jajajaja
Besos
Así lo hice ayer, Ojo Humano. Esperemos que empiece una buena época para vosotros.
Pues lo describes muy bien, Luisa, en el momento en que empiezas a rezar todo empieza a mejorar. Lo malo es que a veces hasta para ponerse a rezar hace falta el empujón de Dios.
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